Este emotivo tema servirá como canción última de Freddie Mercury al frente de la banda británica Queen. Aunque su autoría formal corresponda al grupo, fue el guitarrista Brian May quien la compuso casi en su totalidad como homenaje al cantante, ya fatalmente enfermo de SIDA. El título no pudo ser más oportuno (El show debe continuar) y hace referencia a la expresión hecha en el mundo del espectáculo acerca de que, al margen de las adversidades, hay que sacar adelante cada actuación. Es indiscutible que pocas personas en el mundo de la música pop elevaron a lo más alto la puesta en escena de lo que hizo Freddie Mercury al frente de Queen. La conjunción entre el talento musical del grupo, la extraordinaria y versátil voz de Mercury y sus espectaculares y extravagantes performances, les catapultaron a lo más alto del pop rock mundial.
La letra y el carácter sinfónico y épico de la canción, encarna a la perfección el efecto buscado de homenaje póstumo al mito que pronto desaparecerá. Es impresionante la forma en que, aun estando muy mermado, Freddie Mercury fue capaz de interpretar el tema. De hecho, sus compañeros dudaban de que pudiera hacerlo y propusieron al cantante que las notas más agudas las grabara el batería Roger Taylor y luego se mezclaran en la grabación. Pero cuentan que, ya en el estudio, Mercury les dijo la frase: "Yo lo haré, cariño" y, tras beber un buen trago de vodka, grabó íntegramente el tema en una sola toma. El resultado es esta emotiva canción cuyo vídeo oficial no pudo grabarse debido al deterioro físico que ya mostraba el cantante, por lo que se confeccionó mediante un montaje de varios de los vídeos más populares del grupo.
