Hablar de Joaquín Sabina trasciende con mucho al cantautor que a finales de los años 70 comenzaba a despuntar en La Mandrágora y que en los 80 alcanzaría enorme popularidad con temas como "Juana la loca", "Princesa", "Pacto entre caballeros" o "Pisa el acelerador". El paso del tiempo, su personalidad y prolífica trayectoria musical, han transformado a Sabina en un icono cultural y, en compañía de su gran amigo Serrat, en el máximo exponente español de la canción de autor. Canciones como "Y nos dieron las diez", "19 días y 500 noches", "Y sin embargo" o "Por el bulevar de los sueños rotos", se han transformado en auténticos himnos populares en todos los países de habla hispana.
La canción propuesta no es, ni mucho menos, una de las más famosas del cantante. Ni siquiera está compuesta por él en su totalidad. Sin embargo, la interpretación intimista de Sabina y la fuerza lírica del poema, bien envuelta por la caja de ritmo de un sobrio arreglo musical, le confieren un carácter especial. La letra parte de unos versos escritos por Rafael Sebastián Guillén, el insurgente subcomandante Marcos, que los envió a Sabina pidiéndole que los completara y transformara en canción. Así lo hizo el cantante, corriendo la música a cargo de su -durante tantos años- alter ego de Sabina, Pancho Varona.