Bastaría con echar un ojo a las escuetas referencias personales que hacemos de los artistas que desfilan por este blog, para constatar las complejas circunstancias que rodean a muchos de ellos. Pero sin duda Eric Clapton es uno de los que se lleva la palma. Desde tener una abuela a la que creyó su madre, pasando porque su verdadera madre fuera la que él creía su hermana, siguiendo por enamorarse y lograr casarse con la mujer de su mejor amigo (el beatle Georges Harrison), podríamos seguir narrando toda clase de avatares personales, sentimentales y adicciones, teniendo, sin duda, uno de los peores episodios en la muerte de su hijo Conor, con solo cuatro años, al precipitarse por una ventana que estaba siendo reparada en la habitación del hotel neoyorquino del cantante, cuando su entonces ex-mujer, Pattie, había ido a verle en compañía del pequeño.
Nacido en 1945 y desde niño atraído por la música blues, con trece años le regalan su primera guitarra, con la que se adentrará en el mundo de la música aparcando su faceta estudiantil. En 1963 comienza a despuntar en el grupo The Yardbirds, en el que se ganará el apodo de Mano lenta por su afición a cambiar con cierta parsimonia las cuerdas de la guitarra que rompía en sus directos. Clapton se afianzará como guitarrista de primer orden con el grupo del bluesman John Mayall y el grupo Cream. Seguirá a partir de entonces liderando diversos grupos, en solitario, o con prestigiosas colaboraciones, como su participación en la grabación del tema "While My Guitar Gently Weeps" de Los Beatles. A lo largo de su creciente y prolífica carrera, Mano lenta triunfará con temas como "Layla", "Cocaine" o "Wonderfull Tonight". Aunque desde mediados de la década de los setenta logrará desengancharse de la droga con la ayuda de buenos amigos como Pete Townshend, seguirá con un creciente problema de alcoholismo que, hasta algún tiempo después de la muerte de su hijo, no logrará superar. Precisamente "Tears In Heaven" es el desgarrador tema que Eric Clapton dedicará a la memoria del pequeño Conor, tras meses de permanecer recluido con la única compañía de una guitarra española. Afortunadamente, a partir de entonces el guitarrista parece haber logrado una creciente estabilidad personal y profesional.