sábado, 19 de febrero de 2022

CRYSTAL WATERS "GYPSY WOMAN" (SHE´S HOMELESS)


A mediados de la década de los ochenta va a emerger el estilo musical house. Guardando parentesco con el tecno y coetáneo del garage, el house es una evolución electrónica de los sonidos disco, soul y funk, a los que algunos DJ y productores añadirán baterías electrónicas, cajas de ritmos, samples (sintetizadores polifónicos y secuenciadores) y efectos reverberados, con patrones rítmicos y percusivos constantes. Este estilo electrónico de música de baile, con sus innumerables variantes (deep house, acid jazz, latin house, dark house, ambient house o electro swing; y otras tantas evoluciones posteriores como el trance, el rave o el trip hop), nacerá en Chicago y Nueva York en ambientes disco negros, latinos y gays, y copará durante años las pistas de baile y parte de las listas de éxitos, decayendo con el fin de siglo, pero sabiendo readaptarse con nuevos bríos comerciales pop gracias a los DJ emergentes en los últimos años.. Desde los clásicos Frankie Knuckle o Roger Sánchez, pasando por Jesse Sounders, David Morales o François Kervorkian, hasta los más comerciales y actuales como el archifamoso David Guetta, no son pocos los DJ que han triunfado en el house, abundando también los artistas y cantantes que han hecho incursiones y triunfado en la vertiente más pop y comercial de este estilo musical, como Madonna, Cher, Donna Summer o Kylie Minogue

Nuestra propuesta de hoy, la protagoniza Crystal Waters, sobrina nieta de la cantante de jazz y blues Ethel Waters, que triunfará con temas como el que nos ocupa y con "100% Pure Love" o, más recientemente, con "Destination Calabria" -junto al DJ italiano Alex Gaudino- o "Le Bump". En 1991 Waters trabajaba como compositora y corista para otros artistas, pero cuando su compañía discográfica la escuchó interpretar este tema propio en una prueba de grabación, no dudó en que fuera ella quien la interpretara. Con ese toque nasal y estilo jazzístico que caracteriza a la cantante, "Gypsy Woman" llegaría a lo más alto de las listas musicales de medio planeta. La canción -sobre una mujer gitana sin techo a la que conoció su hermana y que, a pesar de tener que pedir limosna, siempre lo hacía cuidando su aspecto- mantiene una buena cadencia, amplificada por los bajos y el teclado del órgano, con el acertado riff vocal del "la da dee, la da" que engrandece la canción.