sábado, 12 de diciembre de 2020

LEONARD COHEN "HAPPENS TO THE HEART"

Este judío canadiense es, sin duda, uno de los artistas más destacados norteamericanos de las últimas décadas. Desde sus comienzos como poeta, aún adolescente, hasta su carrera como músico y cantautor, ya entrado en la treintena, Cohen desarrolló una fructífera faceta creativa, si bien sus comienzos como poeta no fueron fáciles ni exitosos. Muy influenciado por autores como Henry Miller o García Lorca, a pesar de lograr cierto eco en su país, la falta de un mayor reconocimiento le empujaría a su carrera como cantautor. Pronto adquiriría popularidad en esta faceta, gracias a títulos como "Suzanne", "So Long, Marianne" o "The Partisan". Con un estilo intimista, suave, una voz grave y una cuidada estética, Cohen se mantuvo siempre en primera línea musical. Y lo hizo cantando hasta su muerte, a su pesar, ya que la gestión de su representante le dejó deudas e hipotecas que le obligaron a ello. Sin abandonar su faceta de poeta, la música le colmó de éxito y popularidad con temas, además de los ya mencionados, como "Hallelujah", "Dance Me To The End Of Love" o "Take This Waltz". 

De carácter depresivo, solitario y sentimental, consumió drogas en su juventud y fue adicto a los antidepresivos. Mujeriego empedernido, mantuvo innumerables romances y relaciones más o menos estables, con mujeres como Janes Joplin, Marianne Jensen, Suzanne Elrod, Joni Mitchell, Dominique Issermann, Rebecca de Mornay o la referida representante, Kelley Lynch. Perfeccionista al extremo, contradictorio y buscador incesante de la espiritualidad, fue criado en el judaísmo, se acercó a la figura de Cristo y llegó a recluirse durante años en un monasterio zen. Seductor impenitente, tímido, cortés y elegante a partes iguales, obtuvo numerosos reconocimientos literarios y musicales, entre ellos el premio Príncipe de Asturias de las Letras en el 2011.

Fallecido en 2016, hace un año su hijo editó el tema póstumo "Happens To The Heart", en donde Cohen susurra uno de sus poemas escritos durante su reclusión monástica, con un delicioso contenido metafórico, contradictorio e irónico, y una elegancia y sobriedad interpretativa y musical de primer orden, y en donde no queremos dejar de reseñar la aportación del guitarrista zaragozano Javier Más, que le acompañó en los escenarios los últimos años de su vida y ante el que Cohen, para vergüenza del español, se arrodillaba en cada concierto en reconocimiento a su labor. Indicar finalmente, cómo no nos hemos resistido a incluir también un vídeo del emotivo discurso de agradecimiento que el cantante canadiense hizo en 2011 al recibir el Premio Príncipe de Asturias, que rebela el saber hacer, la elegancia y la capacidad expresiva de este seductor artista.