En su día ya hicimos mención a Williams y a su enorme contribución artística musical. El gran compositor neoyorquino daría una vez más en el blanco con su aportación a esta entrañable historia de amistad entre un niño y un extraterrestre. Resulta imposible imaginar un mejor acompañamiento musical a un vuelo de bicicletas o al emotivo e intenso final de la película que el de nuestra propuesta de hoy. Con una breve y dinámica introducción con protagonismo para flautas y oboes, pronto las cuerdas marcan el ritmo ascendente del tema, con el apoyo de trompas, viento y percusión, logrando la sensación de vuelo mágico que desembocará en el emocionante y épico final reseñado. Música inolvidable que aquí rememoramos de la mano del propio John Williams al frente de la Boston Pops Orchestra en un concierto ofrecido en 2002, coincidiendo entonces con el vigésimo aniversario del filme.